Que Jean-Claude Van Damme es uno de los máximos exponentes del cine de acción de los 90 es algo innegable, como también lo es que se ha convertido en un actor venido a menos. Las grandes compañías cinematográficas ya no quieren realizar películas en las que tíos cachas machaquen a base de mamporros al grupo de malos sin apenas despeinarse. Ni tampoco los espectadores. El que un día se convirtió en un héroe de la pantalla, hoy es un juguete roto al que ningunean aquellos que, tiempo atrás, lo encumbraron.
Bajo esta premisa se inicia este falso (o no) biopic llamado JCVD, en el que la estrella belga se vé envuelta en el secuestro de una oficina de correos. ¿Y cómo ha de reaccionar una estrella de acción de su calibre, en su país natal, cuando la pistola que le apunta no es de fogueo, ni los rehenes actores?
Aquí se desarrolla el film, dirigido de forma resultante por Mabrouk El Mechri, en el que podremos ver como Jean-Claude abandona las artes marciales para adquirir un tono dramático y, a lo largo del film, "desnudarse" ante la cámara. En especial, cuando en un momento de la película, cuando cree haber tocado fondo, nos relata su rápido y a la vez fugaz estrellato, su inmersión en el mundo de las drogas, sus fracasos en el terreno económico, sentimental...y en el de padre. Así repasando todos los puntos negros de su vida hasta acabar derrumbándose y soltar una lágrima. Porque Van Damme no está hablándole a una cámara, sino a cada uno de los espectadores que le está viendo en ese momento, los cuales ya lo hemos condenado, tal y como nos dice en el film.

Una tragicomedia en la que todo encaja a la perfección, empezando por el cuerpo de policía y acabando en el papel que realizan los atracadores y rehenes, sin eclipsar ni empañar el que realiza Jean-Claude. Un buen papel en un registro totalmente desconocido para él si nos fijamos en su (extensa) filmografía.
Y es que no se trata de alguien diferente, sino de una persona con sus miedos, inseguridades, temores, preocupaciones y alegrías, como cualquier ser humano. Y aquí se le rinde un sentido "homenaje" que hay que ver sin prejuicio alguno. Van Damme con este film consigue evocar al Ave Fénix, resurgiendo (a destacar la escena del juzgado y la del taxi).
En fin, resumiendo: dejad que Jean-Claude Van Damme os de una explicación mediante este film.
Calificación: 6'5
PS: Mañana este blog cumple un año. A ver si para este segundo me pongo como propósito actualizarlo más regularmente.