28 de abril de 2008

Cadena cinéfila

Siempre que recibo un mail en cadena mi primer impulso es el de borrarlo, y de buen seguro la mayoría hacéis lo mismo. Pero esta vez he recibido uno que se ha salvado de la quema, posiblemente porque adoro el cine, pero el hecho es que he decidido, además de conservalo en mi bandeja de entrada, añadirlo como entrada al blog. Así que allá voy con mis respuestas:

Mi película favorita:
Leaving Las Vegas

La peor película que he visto:
Bufff... hay tantas, tantísimas, que sería imposible confeccionar una lista. Quizás, por señalar las últimas joyas que he visto, diría Transmorphers, Casi 300, Ken Park, Spice World, Bratz:the movie, y un largo etcétera.

La película favorita de mi infancia:
Pinocho

La película que más veces he visto:
Jurassic Park, Leaving Las Vegas, y La Jungla de Cristal III: La Venganza

La película que cambió algo en mi vida:
Dos vidas en un instante

La película con la que más me he reído:
El Gran Lebowski

La película con la que más he llorado:
¡Qué bello es vivir!, Leaving Las Vegas y Big Fish

La película que me hace bailar/cantar:
West Side Story, Moulin Rouge!, Dirty Dancing

La película con la que me he sentido enamorado:
Antes del amanecer, Love Actually, Leaving Las Vegas

La película con la que más miedo he pasado:
La maldición (The Grudge) de Takashi Shimizu

La película con la que más he apartado la mirada de la pantalla:
La maldición (The Grudge), de Takashi Shimizu, y Salò o los 120 días de sodoma, de Pier Paolo Pasolini

La película que me hizo ver que el cine puede ser algo más que entretenimiento:
Bowling for Columbine

La película que habla sobre mí (o eso creo yo):
Leaving Las Vegas

La película que habla sobre mí (pero nadie lo sabe):
Ed Wood

La película que ojalá hablase sobre mí:
Moulin Rouge!

El mejor principio de una película:
2001: una odisea en el espacio, Salvar al soldado Ryan, y Happiness

El mejor final de una película:
El gran dictador, El Gran Lebowski, Oldboy


Y bueno, supongo que una vez se acaba esto he de pediros que también lo intentéis responder. No creo que aquellos que os pasais de vez en cuando por aquí lo hagáis, pero bueno, almenos dejo la posibilidad a ello.

¡Al turrón!

27 de abril de 2008

Sicko

Acabo de ver el último documental del hombre que, para muchos, hizo cambiar el significado del término documental: mi admiradísimo Michael Moore. Y no me ha decepcionado en absoluto, al contrario.

Desgraciadamente, mucha gente, delante de éste hombre, agarra el camino sencillo y dice de él: "Michael Moore es un demagogo, un antiamericano, y además manipula con saña las imágenes y los sentimientos de las personas para servir a sus fines". Vale, que Michael Moore tiene una tendencia al narcisismo es totalmente cierto, tanto como su sobrepeso o como los 13kg que ha perdido, pero este documental no muestra ninguna mentira, sino la realidad de la sanidad estadounidense. El que quiera seguir pensando que Estados Unidos es un país perfecto, allá él, pero el que quiera darse de morros con la realidad y descubrir que el llamado sueño americano se está convirtiendo en una pesadilla, ha de ver este documental obligatoriamente.

Sicko nos habla del sistema de sanidad estadounidense, el único país en que ésta no es universal, sino privada. Un sistema en que el servicio médico se presta a quién puede permitírselo, económicamente hablando. Y aunque algunos puedan permitirse los elevadísimos costes de las compañías aseguradoras, éstas no te solucionan nada. En el documental vemos como muchísimos "clientes" (gente enferma) es excluída del servicio, echada de la aseguradora, o negada de la prestación de servicios sanitarios; su único delito: estar seriamente enferma. Moore nos muestra varios casos de personas a las que se les ha negado la asistencia médica, pese a estar afectados de una enfermedad crónica, por el simple hecho de haber rellenado incorrectamente uno de los campos de los formularios de ingreso. Y con ello perder la vida. También encontramos casos como el de Frank, el cual se rebanó dos dedos con una sierra, y a su llegada al hospital, al no tener dinero suficiente para costearse el re-implante, le hicieron decidir entre volver a coserle el dedo índice por 60.000$, o el anular por 12.000$. Y es que detrás de cada fracaso sanitario hay una vida, y en esa vida hay sueños, deseos, y una familia. Y eso es lo que veremos.

En la segunda mitad del documental, Michael Moore viaja a otros países, como Inglaterra, Canadá, Francia o Cuba, para comprobar sus sistemas sanitarios. En todos el tratamiento es gratuito, independientemente de tu raza, procedencia o nivel económico. Lo único importante es la salud del individio, en un claro ejemplo de solidaridad que nos lleva a la pregunta con la que se inicia el documental: "¿Quiénes somos?". El capitalismo voraz y la privatización de las aseguradoras americanas es, quizás, la respuesta al mal de la sanidad estadounidense. Así se explicaría que la mortalidad infantil en un país subdesarrollado como El Salvador sea menor que en los Estados Unidos. O que cierta medicina cueste 5 centavos en Cuba ante los 120 dólares en USA. O que el único lugar en el que exista asistencia sanitaria gratuita en suelo americano sea en Guantánamo. Y no sigo para no destriparos la película.



Este es un documental no exclusivo para los americanos (aunque no sé si en España podremos disfrutar de él en las salas de cine, mercado de DVD o televisión), sino que lo es para todos aquellos que vivimos en países en donde la sanidad pública es universal y gratuita. Quizás después de ver Sicko nos lo pensemos dos veces antes de criticar las listas de espera. La alternativa puede ser mortal, y no metafóricamente hablando. Y es que, ¿ha de ponerse precio a la vida? ¿En qué nos hemos convertido?

Dedicad un par de vuestras horas y vedla, siempre bajo la obligatoria advertencia que requiere cualquier documental. Y no porque nos haga reír, llorar, o sobrecogernos (lo cual es totalmente cierto), sino porque deberíamos estar enterados.

Calificación: 7,5

25 de abril de 2008

Como los cangrejos

Cuándo, por poner un ejemplo, a una mujer embarazada con un feto con malformaciones se le ha de realizar un aborto, es el médico quién determina la idoniedad de ésta decisión, y si supondrá o no un peligro para la salud de la madre. Pero para orientar la decisión, todos los hospitales cuentan con un comité ético del que forman parte profesores de ética, de derechos, ATS, asistentes sociales, médicos... y ahora sacerdotes.

Y es que el Gobierno de la Comunidad de Madrid, el cual preside Esperanza Aguirre, firmó el pasado mes de enero un acuerdo con la Provincia Eclesiástica de Madrid en el que se deja abierta la puerta a la entrada de "capellanes" a los comités de ética de los hospitales públicos madrileños. Los sacerdotes que participan en estos comités lo hacen, no sólo como religiosos, sino como expertos o especializados en temas de bioética. Cabe decir que la opinión de éstos no es vinculante, sino consultiva, y que el médico puede llevar a cabo una decisión totalmente contraria. Menos mal.

Lo de Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid roza ya el surrealismo, el esperpento, y el asco. No es sólo por éste convenio, sino por haber convertido una televisión como Telemadrid en uno de los canales más politizados, mediatizados y manipulados de cuantos existen; por intentar "cargarse" a cualquier figura que pudiera contradecirla dentro del partido, ya sea Gallardón o, últimamente, Rajoy; por su ambición de poder, fuera de cualquier tipo de lógica, y completamente alejada de los intereses políticos y/o sociales de la gente; por reírse de los que no llegamos a mileuristas, asegurando que ella tampoco llega a final de mes; por seguir negando la autoría islámica de los atentados del 11-M; por tantas y tantas cosas.

Lo único que espero es que, si alguna vez resido en Madrid y, por desgracia, caigo enfermo terminal (o le sucede a alguien cercano), un cura no interfiera en la decisión sobre qué es mejor o peor para mí. Y espero que el médico que me atienda lo vea del mismo modo. En caso contrario, ¿van a poner también a un imán musulmán, a un rabino, a un monje budista y a una sacerdotisa de la Diosa? ¿Cómo es posible que sucedan estas cosas en un estado laico? Y es que estamos hablando de un enorme retroceso social.



El cangrejo anda hacia atrás, lentamente. Pero nosotros, víctimas y, a la vez, partícipes de este acuerdo, acabamos de retroceder hasta plena Edad Media. Vergüenza es la palabra.

Fuente: El País

23 de abril de 2008

Puertas

Dichosos álbumes de fotos. Cuántos recuerdos en unas pocas imágenes. Cuántas horas pasadas reflejadas en una instantánea. Cuántas risas, besos, lloros, abrazos, decepciones, sueños, bromas o re-encuentros capaces de ser evocados mediante unas páginas de éste.

Nos pasamos la vida abriendo y entornando puertas; iniciando y cerrando etapas; conociendo y olvidando a la gente; entrando y saliendo de la vida de las personas. Dicen que cuando alguien que un día fue cercano sale de nuestras vidas, nos deja una parte de él y se lleva una parte de nosotros. Nunca se va o nos deja de vacío, lo que nos permite recordar a esa persona, ya sea para bien o para mal. Y cuando ese recuerdo es bueno y la persona llama de nuevo a nuestra puerta, la expresión se le cambia a uno, en una mezcla de melancolía, sorpresa, y alegría.

Lo mismo ocurre con esas personas que no conoces, pero que desearías conocer. Personas con las que intercambias algo parecido a un diálogo, los apuntes de clase, o algunas palabras a través de internet. Personas que son, en gran medida, anónimas, pero que ese poco que conoces de ellas te fascina y te provoca que quieras seguir conociéndolas.

Total, que después de escribir todo ésto no sé dónde quiero llegar exactamente. Quizás éste será otro post más en el que divago y divago después de unas cervezas, y no digo nada concreto. Pero no me importa, hoy ha sido un buen día. Un día pasado con gente que he citado en los párrafos anteriores y que merecería ser plasmado en ese álbum de fotos y recuerdos que ojeo de vez en cuando.



Y mientras escribo estas líneas y suena de fondo Sabina con aquello de "hay mujeres que tocan y curan, que besan y matan", pasan las 12 de la noche, así que ya es momento para decir a alguien que se pasa a menudo por aquí aquello de "¡Felicidades!". Espero, de verdad, que tengas un gran, gran día.

19 de abril de 2008

Russian Red

A los que escuchamos mucha música nos encanta la emoción de encontrar un buen disco e ir descubriéndolo tema a tema, dejar que nos seduzca, divierta o conmueva, adentrarnos en las letras de sus canciones, sentir ese cosquilleo que nos recorre el cogote cuando nos sentimos a gusto... en definitiva, que el disco nos enamore. Y en los tiempos que corren, no es que cada vez abunden menos las sorpresas musicalmente hablando, sino que se hace difícil descubrirlas entre tanta radiofórmula y grupos que adoptan el término "independiente" cuando deberían usar el de "ni tengo voz, ni talento, y mi música es una mierda".

La cantante que quiero presentaros se llama Russian Red, pero, a pesar de lo que pudiera sugerir su nombre artístico, se trata de Lourdes, una chica madrileña con una magnífica voz y un gran gusto musical. Armada con su guitarra acústica y su voz tan pasional, melancólica, y bella, hacen que pocos puedan resistirse a sus canciones. Canciones que hablan sobre tiempos mejores, y sobre los desastres humanos en el caótico presente. Aquí dejo el que, para mí, es su mejor tema hasta la fecha: Cigarretes.



Y es que ésta chica ha conseguido cautivarme con su voz, de manera que ahora cerraré el ordenador y me iré a conducir unos cuantos kilómetros en dirección a ninguna parte, con su voz de fondo, y una sonrisa en mis labios.


13 de abril de 2008

Kilos y kilos de pechuga

Llevo varios días fuera de circulación, concentrado en los quehaceres de la universidad, y en los que las únicas palabras que suelto por la boca son dirigidas a la paret cuando recito los apuntes. Y eso es algo doloroso, sobretodo cuando te pasa por delante un viernes y un sábado noche, y tú sólo puedes imaginártelos. Así que durante la tarde del domingo, agobiado de tanto trabajo por hacer, decidí conectarme a internet buscando algo con qué entretenerme. Algún foro en el que volcar algunas palabras, o discutir sobre, por citar algo sencillo, física cuántica. Total, que en esto de los ordenadores soy un As, así que buscando alguna charla pseudointelectual fuí a parar a una web llamada "¿Sexy o No?".

¿Habéis entrado alguna vez en una carnicería? Pues esto es lo mismo, montones de cachos de carne, luciendo sus musculitos, sus piercings, y su nula actividad cerebral. El "qué" de la web es muy simple: tú pones la foto y un comentario en el que no pongas demasiado de manifiesto que desciendes directamente de las amebas; a partir de aquí, la gente te vota del 1 al 10 en la escala de "sexy". Menudo filón. Me he puesto a marujear un rato, y la web tiene de todo: Jennis, Jonnis, chonis, kinkis, pokeros, emos, flamenkitas, nazis, culochandals, chandaleros, canis, bakalas, ratas pastilleras, y demás abortos. Claro que también hay gente normal que sólamente busca conocer gente y hacer amistad, pero eso son casos muy raros que se dan en contadísimas ocasiones.



Total, que decido provar el sistema de votación, votando con más puntuación a las cachocarnes que me parecen guapas y/o interesantes, con quienes no me importaría mantener una charla; y con menos puntuación a todas aquellas que llevan más cadenas que M.A. Barrakus, que te enseñan dónde tienen el punto G, que van más pintadas que algunas estatuas viviente de La Rambla, o que con la mirada parece que te digan un "te lo iba a comer tó". Resultado: aquellas a las que más puntuación les daba eran las que tenían peor calificación global, y al revés. Eso me hace replantearme las cosas. O tengo un gusto muy discutible hacia el sexo femenino, o esta web no fue creada para gente de mi calaña. Y bueno, pese a no poder afirmar o desmentir mi primer replanteamiento, creo que estoy en condiciones de decir que no comprendo esta web, por lo que la segunda hipótesis está más que clara.

No comprendo como alguien que mete tripa como si le acabaran de meter un puñetazo en el vientre, que lleva gomina suficiente como para cargarse doce capas de ozono, y que tiene como descripción un "m gstn las pbis y l dprt, k a mis amgas no les flte d na, cncme x cirto en realidad soi todvia + wapo q n la fot xao 1bso a tdas", puede ser de los cachocarnes más populares.

Será que vivimos en un país de gilipollas.

10 de abril de 2008

Pepi, Pili, Choti, Boom... y otras chicas del montón

Nada, que ayer volvía de la universidad después de un agotador día entre libros, apuntes, y trabajos por escribir, y en lo único que pensaba era en coger un asiento en el ferrocarril y entrar en un profundo y placentero sueño. Uno de esos sueños que se acaban cuando el que tienes al lado te arrea un codazo entre las costillas porque has llegado a final de parada, o porque roncas más que un gorrino bellotero. Pues bien, lo conseguí...aunque duró poco.

Al poco de dormirme apareció en escena un grupito de chicas, muy monas todas ellas, vestidas con uniforme de escuela. Sus zapatitos negros, su faldita a cuadros, su chaquetita con el emblema de la escuela bordado, su aparato dental... (sí, al final he acabado pensando que forma parte del atuendo, ya que todas lo llevan) En cierto modo el uso de uniformes favorece a que haya mayor integración del grupo, no permitiendo que nadie despunte por su extravagancia, pijismo o ñoñería, y, a la vez, evitando que surjan grupos en función de lo que tiene o no tiene uno. Consiguen poner a todo el mundo en una misma línea, sin que haya nadie que sobresalga por su aspecto exterior. Y oye, por qué no decirlo, también otorga un puntito de clase, aunque sea snob. Pero bueno, a lo que iba. Entró el grupo de chicas y, mi propósito de dormir, pasó de realidad a quimera, de algo presente a deseo inalcanzable.

Cuales lindos ruiseñores al entonar su dulce canto, empezaron a charlar entre ellas: "¡Chotiiiiiii! Llama al Manu, hijaputa", a lo que la otra, con mucha clase, respondió: "no me toques los cojones, vete a la mierda". Oh, sí. La charla prometía, así que decidí aparcar el sueño y enchufar la antena para no perderme ni una pequeña parte de su diálogo, y mereció la pena. "¡Piliiiiii, Peeeeepiiiiiiii!, ¿asin' qué hacemo' luegodespué?, ¿quedamos con la zorra de la Natalia?" (he de apuntar que la distancia que las separaba era de menos de un metro, por lo que los gritos estaban más que justificados; con dos cojones). "No tía, que le jodan, jaja". Llegados a este punto, no recuerdo con exactitud el diálogo que siguió, pero sí puedo afirmar con toda certeza que soltaron más mierda por la boca que la que es capaz de producir una granja de vacas.

A todo esto, cuando parecía que ya no tenían más que decirse, cuando creía que habían agotado el diccionario del insulto y la ordinariez, la tal Choti, una tipa con más lorzas que neuronas, tuvo su momentazo de gloria: "joder, me pica el coño... se me pegan las bragas". Y con la mano a través de la falda, grñec, las despegó. Ahí, delante de todo el mundo, sin avisar, sin darnos la posibilidad de comprar unas palomitas para disfrutar del grotesco evento.

Excesivo.

Pero bueno, volviendo al tema de los uniformes, y planteándomelo después de contaros lo que me sucedió, llego a la conclusión de que son inútiles, puesto que, por mucho traje que nos pongamos para aparentar nivel económico, por mucha pulserita de diseño que llevemos, o por muchas gafapastas que nos hagan sentir intelectuales y sofisticados, acabamos siendo lo mismo: una panda de tarugos y ceporros. Y ante ese uniforme no existe la posibilidad de desvestirse.

5 de abril de 2008

Change it, format it, upgrade it, trash it... Technologic

Estoy de los nervios, al borde de arrancarme los cuatro pelos que me quedan. He de hacer varios trabajos con la ayuda de internet, y telefónica no me está poniendo las cosas fáciles. Cuelgues de los servidores, caídas de línea, errores en la verificación de algunas webs, auto-loggins que no funcionan, cargas exhasperantes... y para tocar los huevos aún más, el puto windows me ha dado un error de gravedad, provocando un cuelgue del sistema. Me he acordado de la puta madre que los parió.

Vivimos en una época con una gran robotización e informatización en nuestras vidas. Si se estropea un ordenador, nos podemos quedar sin comprar un billete de tren, sin calefacción, sin poder sacar dinero, o sin presentar un trabajo académico. Todo se va a tomar por culo. Y lo mismo ocurre con nuestra paciencia, la cual puede irse al traste en un breve período de tiempo.
Hoy sábado parece que la electrónica se esté confabulando contra mí, puesto que, además de fallar el ordenador con su conexión a internet, también se ha jodido la máquina de café (ahora sólamente saca el líquido por las juntas), una lámpara, y, por lo que parece, la conexión telefónica.

Por si no fuera poco, esta mañana, mientras le daba a la tecla redactando un apasionante trabajo sobre la Administración local, ha sonado mi teléfono. Número privado. Un temor me recorre el cuerpo, puesto que sólamente recibo llamadas privadas del Banco. Decido descolgar, y lo único que escucho es silencio. Me quedo extrañado, y vuelvo al trabajo anteriormente citado. A los dos minutos vuelven a llamar; sucede lo mismo. A los treinta segundos se repite la historia. Caen otras dos llamadas, y empiezo a espumar por la boca y a blasfemar en arameo pensando en que puede volver a sonar el teléfono. Y sí, suena. Descuelgo rápidamente, y entre risas histéricas suelto un "¿te diviertes, pedazo de gilipollas?". Pero esta vez responden: "-Vaya, ¡qué contentos estamos hoy! te llamaba para charlar un rato por teléfono, aunque quizás no te apetezca...".

Mierda.


 
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