Llevo ya varias horas delante de los apuntes de política económica, leyendo líneas y líneas de artículos que no llego a asimilar, y bordeando peligrosamente el umbral que separa la salud mental del infarto cerebral. Como es lógico, en estos momentos estoy más pendiente de las pelusillas que corren por mi habitación que de los apuntes. Y es en este contexto cuando he fijado la vista en un peluche del Monstruo de las Galletas que tengo custodiando mi cama, y he sentido una nostalgia tremenda. Nostalgia de esos días en que las preocupaciones apenas existían.
Qué tiempos aquellos... ¿os acordáis de todo aquello que nos hizo disfrutar?
El tang: esos polvos mágicos que al mezclarlos con agua creaban un "zumo" que, en caso de beber caliente, provocaba un caguetazo de no te menees. El mejor era el tropical, el cual algunos tomábamos directamente del sobre.
Peta-zetas: Una de las golosinas más demandadas de nuestra época. Depositabas el contenido del sobre en tu boca, y empezabas a notar estallidos. Era un caramelo divertido e inofensivo, el cual más adelante ha tomado un uso bastante más... "alternativo". Para los que queráis saber más, buscad un tema de Cristina Percances, no hay pérdida posible. Ella os abrirá los ojos y la mente... y quizá algo más.
Cherry Coke: Otra que si tomabas caliente te pasabas el día en el baño. Fue un intento fallido de Coca-cola de traernos una de las bebidas más exitosas en el continente americano. La prodigiosa mezcla era coca-cola con cereza, y no llegó a cuajar ni tres meses, tiempo en el que desapareció de las tiendas. La canción que sonaba en su anuncio se convirtió en todo un himno del bakalao de los 90: "Alex García Beer - No hagas el indio, haz el cherokee".
Las mano locas: ¿Quién no ha recibido algún guantazo por ensuciar una pared blanca con una de éstas? Fueron una de las revoluciones del momento, y supusieron uno de los quebraderos de cabeza más importantes para todos los padres de España. La manita en cuestión se "vendía" como el instrumento perfecto para pillar los exámenes de los empollones, pero al final se acabó convirtiendo en un jodeparedes/jodetechos, ya que, en caso de que se enganchara en alguna, la mancha era inevitable. Eso sí, o tenías la casa impecable, o a los 20 minutos la manita había recogido toda la pelusa habida y por haber, y ahí se terminaba el chollo.
Los Fistros: Para aprovechar el "boom" del momento, los de Matutano sacaron estas patatas con la caricatura de Chiquito de la Calzada. Mucho no se rompieron el tarro: hicieron una bolsa nueva y metieron unos cuantos bocabits dentro. Eso sí, dentro venían los míticos chiqui-tazos, con expresiones típicas de su vocabulario (uno aún guarda la colección en un álbum, completamente impecables...).
Colecciones Panini: Todos hemos hecho alguna colección u otra de ésta gente. Las más recordadas, la de Bola de Drac Z y la de los Cazafantasmas. El placer de comprar esos sobres a 30 pesetas y descubrir lo que te había tocado, era algo fantástico. Bueno, lo era hasta que comprovabas que todos los tenías repetidos. Y cuando te daba por pedir los que te faltaban a 50 pesetas el cromo, el cabreo era de órdago. Benditos cromos.
El tang: esos polvos mágicos que al mezclarlos con agua creaban un "zumo" que, en caso de beber caliente, provocaba un caguetazo de no te menees. El mejor era el tropical, el cual algunos tomábamos directamente del sobre.
Peta-zetas: Una de las golosinas más demandadas de nuestra época. Depositabas el contenido del sobre en tu boca, y empezabas a notar estallidos. Era un caramelo divertido e inofensivo, el cual más adelante ha tomado un uso bastante más... "alternativo". Para los que queráis saber más, buscad un tema de Cristina Percances, no hay pérdida posible. Ella os abrirá los ojos y la mente... y quizá algo más.
Cherry Coke: Otra que si tomabas caliente te pasabas el día en el baño. Fue un intento fallido de Coca-cola de traernos una de las bebidas más exitosas en el continente americano. La prodigiosa mezcla era coca-cola con cereza, y no llegó a cuajar ni tres meses, tiempo en el que desapareció de las tiendas. La canción que sonaba en su anuncio se convirtió en todo un himno del bakalao de los 90: "Alex García Beer - No hagas el indio, haz el cherokee".
Las mano locas: ¿Quién no ha recibido algún guantazo por ensuciar una pared blanca con una de éstas? Fueron una de las revoluciones del momento, y supusieron uno de los quebraderos de cabeza más importantes para todos los padres de España. La manita en cuestión se "vendía" como el instrumento perfecto para pillar los exámenes de los empollones, pero al final se acabó convirtiendo en un jodeparedes/jodetechos, ya que, en caso de que se enganchara en alguna, la mancha era inevitable. Eso sí, o tenías la casa impecable, o a los 20 minutos la manita había recogido toda la pelusa habida y por haber, y ahí se terminaba el chollo.
Los Fistros: Para aprovechar el "boom" del momento, los de Matutano sacaron estas patatas con la caricatura de Chiquito de la Calzada. Mucho no se rompieron el tarro: hicieron una bolsa nueva y metieron unos cuantos bocabits dentro. Eso sí, dentro venían los míticos chiqui-tazos, con expresiones típicas de su vocabulario (uno aún guarda la colección en un álbum, completamente impecables...).
Colecciones Panini: Todos hemos hecho alguna colección u otra de ésta gente. Las más recordadas, la de Bola de Drac Z y la de los Cazafantasmas. El placer de comprar esos sobres a 30 pesetas y descubrir lo que te había tocado, era algo fantástico. Bueno, lo era hasta que comprovabas que todos los tenías repetidos. Y cuando te daba por pedir los que te faltaban a 50 pesetas el cromo, el cabreo era de órdago. Benditos cromos.
En fin, ésta ha sido la primera parte de mis recuerdos de niñez. No he querido poner ninguna serie y/o programa de televisión, ya que la lista sería immensa. Pronto habrá una segunda parte, pero... ¿y vosotros? ¿qué recordáis?